Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas https://flynnidiu015997.losblogos.com/37427270/crónica-del-incidente-zidane-materazzi